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FANTASÍA EN BARCELONA



FANTASÍA EN BARCELONA
(relato verídico)


Una de las fantasías que tenía pendiente por cumplir, era practicar sexo con un total desconocido, sin haber hablado ni habernos visto las caras previamente. Así que en mi viaje a Barcelona, decidí llevarla a cabo, aprovechando el anonimato que me ofrecía la ciudad.

Tras una exhaustiva selección, me decidí por uno de mis followers de Twitter. Los días previos le fui dando información sobre cómo sería, la hora, y el lugar del encuentro.

Sábado 29, cuatro de la tarde. La hora se acercaba y empezaba a sentir una mezcla de nerviosismo y excitación por lo que iba a ocurrir en una hora. Mi imaginación volaba. A cada imagen que pasaba por mi cabeza, mi sexo respondía humedeciéndose más y más. 

Era hora de empezar a prepararse, así que me fui a la ducha. El agua comenzó a resbalar por mi piel y cuando empecé a enjabonar mi sexo, mi mano comenzó a deslizarse suavemente arriba y abajo. Palpitaba, lo sentía dilatado y deseoso de que mis dedos se introdujesen en él. Pero me resistí, quería estar bien caliente para mi fantasía.

Cinco menos cuarto de la tarde. Solo quedaban quince minutos. Me puse el tanga que previamente había llevado durante el día, tal y como él me había pedido. Ese sería su recuerdo de nuestro encuentro. Preparé la habitación para que tuviese una luz muy tenue y adecuada y me tumbé en la cama. La excitación me invadía, y mis dedos se colaron bajo mi tanga. Noté mi humedad entre mis labios.

Cinco menos cinco de la tarde. El teléfono de mi habitación suena…

-“¿Sí?”- respondí nerviosamente.
-“Hay un chico que pregunta por usted”-  me comunicó el recepcionista.
-"Dígale que pase a mi habitación”.

Dejé mi puerta entreabierta, me tumbé boca a bajo, desnuda solo con mi tanga, y me puse un antifaz para no verle.

Tras unos minutos, oí como la puerta se abría. Mi fantasía comenzaba. Sentí como el corazón me daba un vuelco y mi flujo comenzó a borbotear repentinamente. Mi oído se agudizó y oí como se iba quitando cada una de las prendas y como las dejaba sobre el suelo. A cada pieza que sentía caer, mi corazón latía más fuerte y mi sexo palpitaba más y más.

Tras unos segundos en silencio, una mano acarició mi pierna en señal de que ya estaba ahí e hizo que mi piel se erizase por completo.  Mi “fantasía” era una realidad y yo me dejé llevar. Sus manos agarraron fuertemente mis nalgas para abrirlas bien y dejar mi sexo al descubierto. Su actitud aún me excitó más. Era decidido, enérgico pero al mismo tiempo suave. Introdujo su lengua entre mis nalgas y comenzó a deslizarla lamiendo mi sexo de arriba a bajo.  A cada lamida, un poco de mi flujo salía. Abrí bien mis piernas, los movimientos de su lengua me excitaban y quería que recorriese cada centímetro de él. Introdujo sus dedos dentro de mi sexo, moviéndolos enérgicamente y con cada una de sus embestidas, yo se los iba mojando más y más. Era capaz de oír mi propia humedad cuando sus dedos entraban y salían de mí. Fue alternando su lengua y sus dedos hasta que sin poder controlarlo alcancé el primero de varios orgasmos.

Siguió lamiéndome, recogiendo cada una de mis  gotas. Incontrolablemente, mis caderas se levantaban para que su lengua se introdujese más y más en mi sexo mientras mis dedos presionaban fuertemente mi clítoris.

Nuevamente mi oído se agudizó. Pude oír como algo plastificado se abría. Sabía lo que era y lo que llegaba ahora. Sus manos me cogieron de las caderas y tiraron fuertemente contra él, colocándome a cuatro patas. A su primera embestida, un gemido salió de mi boca. Me tumbó boca a bajo y sentí el peso de su cuerpo sobre el mío agarrándome por el cuello. Desde esa posición yo no podía escaparme. Mi excitación era máxima y mi humedad también. 

Dejó de follarme y se colocó de forma que su sexo calló en mi boca, mi lengua empezó a jugar con su glande, lamiéndole. Mientras, él seguía lamiendo y limpiando todo el flujo que había salido de mi sexo. En esa postura alcancé varios orgasmos. Pero, la alarma sonó. El tiempo había finalizado. Él sabía que era hora de irse. Se vistió y para despedirse de mí, besó mis nalgas y mojó un dedo en mi sexo. Sentí como la puerta se abría y se cerraba. Me quité el antifaz. Nuevamente estaba sola en mi habitación. Miré al mi alrededor… mi tanga había desaparecido y una sonrisilla pícara se dibujó en mi cara.

A los cinco minutos, mi acompañante picó a la puerta, le abrí y metió su mano entre mis piernas. Sintió toda mi humedad, se quitó la ropa y empezó a penetrarme. Mientras lo hacía, cogí mi móvil y envié un sms a mi “fantasía” diciéndole que estaba follando con mi acompañante pero que tenía ganas de un trío y, que si le apetecía, volviese y picase a mi puerta. Al poco tiempo estaba allí. Mi acompañante le abrió y lo invitó a pasar. Entre los dos saciaron todo mi deseo, haciendo que alcanzase varios orgasmos, para terminar regando mi sexo, mi pubis y mis pechos con sus cálidas y abundantes corridas.

Dedicado para @penedebalzack por ayudarme a cumplir mi fantasía… Besitos.


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