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AMPLIANDO GRUPO


AMPLIANDO GRUPO
(Relato verídico)

Tal y como ya os he contado, tengo la suerte de tener un grupo de amig@s horizontales que poco a poco me encargo de ir ampliando.

No soy egoísta y siempre me ha gustado compartir todo y como no, a ellos también.

Un día de invierno cité a uno de mis amigos en mi apartamento para comer juntos y luego tener una “sex-siesta”. Comimos, tonteamos un poco y decidimos tomar el café en el salón.

Cuando ya habíamos empezado a tomarlo, alguien picó a la puerta.

“Joder que inoportuno”- comentó mi amigo- “¿Esperas visita?”.
“No, que yo sepa”- le contesté.

Le había mentido. Sabía perfectamente quién era y a lo que venía.

A los pocos segundos regresé al salón acompañada de una amiga. Alta, piel morena y con una minifalda que hacía que sus piernas no tuviesen fin.

No se conocían. Les presenté mutuamente, nos sentamos en el sofá y comenzamos a charlar. Mi amigo nos miraba con ojos golosones y yo podía intuir lo que pensaba e imaginaba. Me levanté y me senté a su izquierda de tal manera que él estuviese en el medio de las dos.
Un simple guiño sirvió para que mi amiga entendiese que la fiesta comenzaba ya. Ella a un lado y yo al otro, nos inclinamos y comenzamos a besarnos. Su lengua y mi lengua jugaban fuera de nuestras bocas y desde su posición podía verlo todo. Se acercó y metió la suya entre las nuestras. Eran tres jugando, entrelazándose, humedeciéndose…

Ella se inclinó sobre él para seguir besándole mientras yo con mis manos tocaba su entrepierna. Notaba su excitación y al mismo tiempo yo notaba como mi flujo mojaba ya mis muslos. Metió dos de sus dedos entre mis piernas para buscar y acariciar mi clítoris. Notó mi humedad, los mojo bien, los sacó y los colocó en medio de su boca y la de ella. Pude ver como entre los dos los lamían.

Mientras tanto, yo descendí a su entrepierna. Bajé la cremallera de su pantalón en busca de su polla. Allí estaba bien dura y erecta, deseando y esperando ser lamida. La introduje en mi boca. Mi lengua jugaba con su glande al mismo tiempo que mi boca subía y bajaba.
Ella al verlo, también quiso probarla. Su lengua y la mía comenzaron a jugar con ella y a lamer toda la humedad que iba brotando.

Tras unos minutos, nos lo llevamos al dormitorio. Lo desnudamos y le dijimos que se tumbase en la cama. Nosotras nos fuimos desnudando la una a la otra lentamente mientras él se estaba tocando.

Una vez desnudas, ella siguió jugando con su glande mientras yo me metía sus huevos en mi boca succionándolos. Luego, cambiamos. Oíamos sus gemidos y mis labios palpitaban por la excitación. Necesitaba sentir ya una polla dentro. De mi mesita saqué una caja de preservativos, abrí uno, me lo introduje en la boca y con los labios arqueados, se lo coloqué. Ella se sentó a horcajadas sobre su cara y yo me senté sobre él. Mientras yo le follaba, a ella le lamía su clítoris.

Notaba su polla dentro de mí, subiendo y bajando mientras veía como su lengua jugaba con su clítoris. Tengo la imagen clavada en mi mente y aún hoy me sigo mojando cada vez que la rememoro. Me corrí y él sintió toda mi humedad en sus huevos.

Me levanté y me tumbé con las piernas bien abiertas. Ella se levantó y se colocó en posición perrito y así, él la embistió mientras ella lamía mi clítoris, haciendo que me corriera otra vez.

Vi la excitación en los ojos de mi amigo. Lo conocía y sabía que no duraría mucho más. Después de correrse ella, le hice una señal y comenzamos nuevamente a comerle. A los pocos segundos sus espasmos y gemidos indicaban que se corría. Y las dos no pusimos bien juntitas para sentir el calor de su semen en nuestras caras.

Una grata sorpresa para mis amigos y una de mis mejores “sex-siestas”.
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